sábado, 21 de septiembre de 2013

CUENTOS DE MI ABUELA: LA BOMBILLA ELECTRICA

CUENTOS DE MI ABUELA :

                 " LA BOMBILLA ELÉCTRICA "
                                                                                           

                                   

                                                     Autor: Jorge Godoy

             Contaba mi abuela que allá en la Austria, a fines del siglo XIX,  a muchos pueblos recién les había llegado la luz eléctrica, los ciudadanos mas afortunados tenían en sus casas luz eléctrica y se iluminaban por intermedio de las bombillas, o bombitas eléctricas, como les decimos por acá en estas lejanas latitudes de la América del sur. Todos sabemos como funcionan hoy en día, y casi no es necesario explicar mucho, basta con accionar  la tecla de encendido, para que la corriente llegue hasta la bombita y magia: tenemos luz, iluminación de día y de noche. A lo mejor a nadie le llama la atención sobre este sistema archiconocido por todos, que hasta los mas pequeños saben de que se trata.
            Pero en la Austria de fines del siglo XIX, este sistema no era por todos conocidos, es mas,  los tendidos eléctricos solo llegaban a ciudades grandes o importantes. En la ciudad de Zagreb, capital de la provincia de Croacia. Que mas adelante seria parte de la Yugoslavia y que ahora esta en el país de Croacia. Esperemos que no sigan cambiando mucho mas, porque se nace un país, se vive en otro y se muere en otro distinto. Allí era adonde vivió mi abuela;  su familia tenia una casa con varias habitaciones para alquiler de pasajeros. Muchos de ellos provenían del campo, algunos venían a realizar tramites administrativos y solo permanecían pocos días y luego volvían a sus pueblos, donde por lo común, carecían de luz eléctrica, y allí algunos todavía seguían iluminándose con lamparas de mechas de algodón y tulipas de vidrios que funcionaban a base de combustibles, otras familias simplemente se iluminaban a velas.
           Mi abuela contó que cierta vez llego una familia del campo, papa, mama y dos hijos pequeños, hermosos. Los padres de mi abuela le dieron una habitación para que pasaran unos días mientras realizaban sus tramites personales. Al llegar la noche,  la madre de mi abuela subió a la habitación y girando la perilla interruptora del paso de la electricidad, dio la luz al cuarto. De este modo dejo encendidas las bombitas eléctricas que colgaban del medio del techo de las piezas. Paso así que al rato, fueron llegando otras familia de inquilinos y después también llego la familia antes nombrada con sus dos hermosos niños. Ellos, subieron a las habitaciones a dejar sus abrigos y un rato después bajaron para tomar la cena. Porque era costumbre cenar apenas entraba la nochecita y luego de limpiar todo y acomodar sillas, cubiertos, platos y cambiar los manteles;  algunos solían quedarse a tomar café y los hombres tenían por costumbre de salir a fumar o bien a tomar un poco de aire. Después de este tipo de ceremonia, cada familia inquilina subía a las habitaciones para dormir. La mama de mi abuela se ocupaba de ir apagando las luces que aun permanecían encendidas en los pasillos, escaleras y descansos. El papa de mi abuela hacia los mismo, pero, daba la ronda por las afueras de la casa, apagando las luces de los patios y pasillos,  solo dejaba una sola bombita encendida a la entrada de la casa, porque así era la costumbre entre los vecinos del barrio.       
        Ese día por la noche mientras el papa hacia su ronda habitual, noto que quedaron las dos luces encendidas dentro de las habitaciones de la nueva familia inquilina, que tenia los chicos hermosos. Luego le comento a la mama, que le resulto extraño que todos los inquilinos habían ya apagado las luces y que supuso se habían  ido a acostarse a dormir, menos la familia nueva que aun permanecía con las luces encendidas en las habitaciones, tanto de la ellos como la de los niños. La mama de mi abuela dijo: " Es raro, pero a lo mejor tendrán algo de que hablar, no te preocupes demasiado", le dijo algo apurada al papa y siguió con su rutina habitual. Y para dejarlo mas tranquilo agrego: " En un par horas subo y me fijo si apagaron las luces y listo". Al papa no le preocupaba demasiado si la familia quería dormir con las luces encendidas, lo que le preocupaba era que en ese entonces la luz eléctrica no era para muchos y aparte era muy cara;   el tenia que andar cuidado esos detalles porque muchas veces con lo que cobraba de alquiler, apenas si podía pagar los impuestos y la luz eléctrica.
            La mama de mi abuela a las dos horas cumplió con su palabra, y,  poniéndose el abrigo encima del camisón largo y las pantuflas abrigadas, subió a dar la recorrida. Giro la perilla interruptora y la luz del pasillo se encendió al instante. Camino hasta llegar frente a la habitación vio algo sorprendida que entre los postigos de las puertas aun se reflejaban hilos de la iluminación, provenientes del interior del cuarto. Golpeo la puerta de entrada una vez, tratando de no molestar demasiado. Y de adentro no le contestaron, golpeo otra vez y tampoco salio nadie a atenderla. A pesar de ponerse un poco molesta, no quiso desubicarse, pensando sobretodo en la hora que era y quizás podía hasta molestar demasiado despertando a los otros inquilinos, intentando golpear mucho mas fuerte la puerta o si procedía a llamarlos en voz alta.  Quedo indecisa y pensante por un rato allí adelante de la puerta y en medio del aquel pasillo.
        La mama de mi abuela regreso a su habitación algo molesta porque no había podido hablar con tal familia por tema de la luz, y comentándolo a su esposo,  este le dijo que dentro de un par horas cuando tuviera que ir de ronda por los patios, subiría a ver que pasaba,  si es que aun todavía tenían las luces encendidas. Exactamente a las dos de la mañana se levanto el papa de mi abuela para hacer su ronda habitual, encontró todo en orden, a excepción de que todavía se podían ver aquel par de luces que emanaban de entre medio de las varillas de madera de las hojas de las ventanas pertenecientes a la habitación alquilada por esta campesina familia. Y el decidió dejar pasar lo que acontecía hasta la hora de la madrugada, porque no quiso hacer ningún tipo de ruido que perturbara la tranquilidad en esa noche por demás silenciosa como no recordaba otra en meses anteriores durante sus noches de ronda.
         Al llegar la madrugada con el sol casi ya presto a salir y con la mayoría de los gallos cansados de cantar, ambos se dispusieron ahora si,  con bastante energía,  a subir  por las escaleras hasta alcanzar el frente de la puerta de las habitaciones que aun permanecían iluminadas entre sus postigos, que parecían que fuera de manera burlona contra ellos, esto los enfado aun un poco mas de la cuenta, y enérgicamente precedieron a golpear una y otra vez las puertas hasta que de adentro de una buena vez por todas se sintieron las voces clásicas " ya va , ya va" con cierto tono de cansancio, fue así que de adentro tanto el papa y la mama abrieron la puerta quedando ambos enfrentados a la mama y al papa de mi abuela. Por un pequeño instante se escucho entre ambas parejas, solo al silencio. De pronto y necesariamente tuvo que irrumpirlo el papa de mi abuela preguntando: " ¿ Estuvimos toda la noche preocupados por ustedes, por que vimos con asombro que no han apagado las luces, y que todavía están encendidas  ¿es que se sienten bien o les pasa algo?  Hubo unos instantes en que se miraban el hombre con la mujer y el balbuceaba algo por lo bajo, hasta que se largo a contestar y dijo: " Es que, no fue nuestra intención dejarla encendida y para no molestar a ustedes que seguro estaban durmiendo, intentamos entre todos apagarlas, pero no hemos podido. Yo fui el primero que me subí arriba de la mesa para soplar bien de cerca y no he podido apagarlas, luego se ha subido mi mujer y entre ambos hemos soplado la bombilla y tampoco lo hemos conseguido y hasta después también los dos chicos han ayudado y entre todos nuestros mas potentes soplidos no hubo caso, la bombilla siguió encendida hasta ahora, tal cual lo están viendo, así que si ustedes quisieran hacernos el favor de subir junto a todos nosotros a lo mejor podamos entre todos juntar mucho mas aire y quizás así podamos de una buena vez por todas lograr hacer que se apague esta maravilla de la ciencia moderna que es esta luz artificial encerrada dentro de una bombilla ".
         Después de haber escuchado todo esto, el papa de mi abuela desistió de darles largas explicaciones y solo atino ante la sorpresa de los ojos de aquella familia a estirar su brazo y girar con sus dedos la perilla del encendido de la luz que estaba puesta sobre uno de los marcos de madera de la puerta, logrando así que esta se apagase al momento.


                              Así como así, este cuento se termino.



Estimado Lector, muchas gracias y hasta la próxima entrada.